Propiedades medicinales de la MIEL. Revisión de revisiones

Autor: Rubén Murcia Prieto

Blog: http://rubendietetico.blogspot.com.es/

@RubenMurciaPrie

Rubén Murcia Prieto es Dietista-Nutricionista y miembro de Dietética Sin Patrocinadores. Recientemente ha publicado una revisión más que interesante sobre la miel y sus beneficios, y en EntrenaSalud estábamos más que interesados en que nos dejara publicar la entrada a su nombre. Agradecer su amabilidad y cordialidad por dejarnos tener el honor de plasmar aquí su articulo! A disfrutar:

Índice de contenidos

Introducción

Con toda seguridad son muchos los post que se han hecho sobre la miel. En ellos seguramente podréis encontrar su contenido en azucares, contenido calórico y otros parámetros nutricionales. En este post únicamente trataré de resumir dividido en diferentes subtemas lo que se ha escrito en la literatura científica sobre las propiedades medicinales de este dulce alimento.

Mi intención ha sido dar una información lo más veraz posible, por lo que mi método de búsqueda ha sido el siguiente: Metabuscador o base de datos: Pubmed, palabra clave: “honey” y en filtros he utilizado “review” y “abstract”. Resultados totales a día 28/06/15: 438 y mi revisión ha ido hasta la 180, por cansancio y por haber obtenido en mi opinión información suficiente para hacer este post. En cualquier caso si algún lector quiere seguir profundizando en dicha búsqueda y obtiene otro tipo de información, u observa que el post posee mensajes contradictorios, puede comentar o enlazar a otros papers en los comentarios.

Organismos oficiales

Antes de especificar los distintos aspectos potencialmente terapéuticos de la miel, me parece oportuno comentar que dicen algunos de los organismos de referencia mundial sobre este alimento. La autoridad europea para la seguridad alimentaria (EFSA) que establece los “health claims” alimentarios desestimó por no encontrar suficiente información que la miel mejorara la salud respiratoria gracias a sus fitoquímicos antioxidantes y que mejorara el sistema inmune (1). En cuanto a la OMS, la opinión de esta sobre la miel es bastante peor, ya que pone a la miel a la misma altura que el azúcar blanco o sacarosa y propone reducir el consumo de los azucares libres a menos del 10% observando beneficios adicionales si la reducción es a menos de un 5% (2).

Cazadores-Recolectores y miel

La miel es el alimento sin procesar con mayor densidad energética de la naturaleza, por lo que es normal que donde exista sea una importante fuente energética para los cazadores-recolectores. De las 36 sociedades de cazadores-recolectores que se tienen registradas, 29 consumen miel, y en climas templados solo los Badjau de Filipinas que pasan la mayor parte del tiempo en pequeñas barcas no la consumen. Sin embargo los Mbuti consumen miel en grandes cantidades, de hecho es su comida favorita, y en la estación de la miel se nutren casi exclusivamente de ella (3). Los Hadza son una de las sociedades de cazadores-recolectores mejor estudiadas. Aunque son los hombres quienes ingieren mayor cantidad de miel, ésta contribuye en su conjunto en un 14 % de la ingesta total de Kcal a lo largo del año, y durante la estación húmeda llega a sobrepasar el 50% de calorías por día (4). Y, ¿por qué mencionar a estas tribus o sociedades? Porque en ellas a penas se dan las enfermedades de la civilización (obesidad, diabetes, alergias, enfermedades autoinmunes, caries, etc.).

Miel y Ciencia en relación a enfermedades

Miel como antitusígeno y contra el resfriado:

Encontré cinco revisiones (5-9), en las que se observa que existe evidencia de alta calidad para afirmar que la miel es mejor que el placebo para la reducción de la frecuencia de la tos, existe evidencia de moderada calidad que sugiere que la miel no difiere significativamente del dextrometorfano (fármaco antitusígeno), y la evidencia que sugiere que la miel es mejor que la difenhidramina (antihistamínico), reduciendo la frecuencia de la tos, es menor en algunas revisiones (5) y probadas en otras (6).

En una posterior revisión se afirma que se podrían ahorrar ingentes cantidades de dinero si en lugar de utilizar caros fármacos contra la tos se utilizan remedios igual de eficaces con miel contra la tos crónica en niños (7). Una última revisión destaca el efecto antitusígeno de la miel (8). Respecto al resfriado común vemos cómo aunque fármacos como los corticosteroides son ineficaces para combatirlo, otros remedios tradicionales como el consumo de miel sí mejoran los síntomas (9).

Miel y efectos neurológicos

En la siguiente revisión (10) se habla sobre la miel cruda y sus efectos en la memoria. Y por lo visto la miel sí posee efectos nootrópicos, efectos que mejoran la memoria, así como actividad neurofarmacológica, actuando como ansiolítico, anticonvulsivo y antidepresivo. Los diversos estudios sugieren que los componentes polifenólicos de miel pueden reducir las especies reactivas de oxígeno y el estrés oxidativo mientras se restaura el sistema de defensa antioxidante celular. Los polifenoles de la miel también atenúan la neuroinflamación y son útiles en la mejora de los déficits de memoria.

Miel y diabetes

La miel es un alimento que contiene un porcentaje muy alto de hidratos de carbono, y para muchas personas el único camino para tratar el problema de la diabetes tipo 2 es reducir o eliminar los hidratos de carbono. Y ese puede ser un camino eficaz, aunque el que haya leído suficiente literatura científica y no sesgue estudios (esto se da bien poco en el campo de la nutrición), sabrá que la diabetes también se puede revertir con una dieta hipocalórica con un porcentaje alto en hidratos de carbono, aunque esto guste poco a los radicales low carb. Y, ¿qué puede hacer la miel por el paciente diabético?

En la revisión: “Miel como innovador agente antidiabético” (11) se nos muestra como la miel presenta efectos beneficiosos en el tracto gastrointestinal, sobre la microbiota, en el hígado y en el páncreas y estos efectos podrían mejorar el control glucémico y las alteraciones metabólicas. Tanto en sujetos sanos como en pacientes con intolerancia a la glucosa o diabetes tipo 2, diversos estudios muestran una reducción en la glucosa sanguínea en mayor medida que los azucares o edulcorantes más comunes. En otra revisión (12), se afirma que cada vez hay mayor evidencia científica que respalda el uso de miel en pacientes con diabetes, obesidad, dislipemia y enfermedades cardiovasculares.

Miel y cáncer

El tema del cáncer es muy delicado y más en el mundo de la nutrición. Pero más menos se vislumbran dos bandos, el primero es el que sí otorga cierta importancia a la alimentación a la hora de la prevención de algunos cánceres, y el otro que ve en determinadas estrategias nutricionales, o en el uso de ciertos alimentos una herramienta posiblemente eficaz para el tratamiento de éstos. Lo cierto es que desgraciadamente no hay evidencia sólida en este tema y que se tendrá que seguir investigando, pero mientras tanto veremos lo que nos dicen las revisiones sobre el uso de la miel y el cáncer.

honey&cancer

En la revisión (13): “Efectos de la miel y sus mecanismos de acción en el desarrollo y progresión del cáncer” se cita que los efectos anticancerígenos y antimetastásicos de la miel se han estudiado a fondo en los cánceres de mama, hígado y en el cáncer colorectal. En otros tipos de cáncer (próstata, vejiga, endometrio, riñón, piel, cuello de útero, oral y de hueso), los datos, aunque limitados, son prometedores. Los posibles mecanismos que inhiben el crecimiento de tumores incluyen la regulación del ciclo celular, la activación de la vía mitocondrial, inducción de la apoptosis de las células cancerígenas, modulación del estrés oxidativo, reducción de la inflamación, inhibición de la angiogénesis, etc. La revisión concluye con la siguiente afirmación: “La miel es altamente citotóxica contra las células tumorales y los datos indican que la miel puede inhibir la carcinogénesis modulando procesos moleculares en las etapas de iniciación, promoción y progresión de un cáncer”.

En la revisión (14): “¿Tiene la miel las características de una vacuna natural contra el cáncer?” podemos ver como entre las múltiples causas de la carcinogénesis se encuentran una deficiente función inmune, infecciones y úlceras crónicas, inflamación crónica, etc., y los estudios publicados hasta la fecha han demostrado que la miel mejora el estado inmunológico, tiene propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas, y promueve la curación de ulceras y heridas crónicas. Además se ha demostrado que la miel tiene propiedades anticancerígenas en cultivos celulares y en animales.

En otra revisión (15), se analiza el potencial terapéutico de la miel en la leucemia centrándose en los compuestos fenólicos de la miel (flavonoides, ácidos fenólicos, cumarinas y taninos) y en su actividad anticancerígena, y concluye recomendando más estudios que determinen la capacidad de la miel tanto en la quimioprevención como en la quimioterapia en el paciente con leucemia. El siguiente artículo (16) se centra en la tributirina (ácido butírico) que contiene la miel, y en su acción anticancerígena observada tanto en estudios in vitro como en in vivo.

La miel también se está utilizando como agente protector contra la mucositis provocada por la radioterapia, y en el siguiente meta-análisis(17) se observó una reducción del riesgo relativo de presentar mucositis de un 80% en el grupo de tratamiento que utilizó miel en comparación con el grupo control. En otra revisión de Cochrane(18) también se encuentran beneficios en la miel para la prevención y reducción de la mucositis asociada al tratamiento contra el cáncer.

honey

Miel caries y salud oral

En esta revisión (19) se estudian los efectos de los polifenoles de diferentes alimentos, entre ellos los de la miel en la prevención y tratamiento de caries, gingivitis, enfermedad periodontal, candidiasis, aftas, mucositis, cáncer oral, etc. Aunque los autores echan a faltar pruebas solidas (ECAs), afirman su fascinación al observar como en estudios pre-clínicos los polifenoles han demostrado actividades interesantes contra las enfermedades orales más comunes (caries, periodontitis y candidiasis), así como en la prevención del cáncer oral.

En este ensayo clínico (20) se comparó la miel, el sorbitol y el azúcar a la hora de averiguar su potencial anticariogénico y de prevenir la gingivitis y, aunque se observó que el pH de la boca cayó inicialmente de igual manera tanto en el grupo de la miel como en el del azúcar, el pH de la boca del grupo de la miel se recuperó rápidamente (10-20 min) y no bajó nunca por debajo del punto de descalcificación (pH de 5,5), lo que sí sucedió con el azúcar. Además se observó la capacidad antimicrobiana de la miel (al nivel de antibióticos), lo que hace concluir a los autores que la miel puede ser usada para la prevención de la gingivitis y la caries dental.

El siguiente estudio (21) analiza la actividad antibacteriana de la miel en las bacterias cariogénicas y se detectó dicha actividad de la miel en el Streptococcus mutans y en le Lactobacillus por lo que los autores concluyeron que la actividad antibacteriana de la miel podría ser utilizada en la prevención y reducción de la caries dental.

Y terminaremos con el paper (22): “El potencial de la miel para promover el bienestar oral”, donde se concluye que existe un gran volumen de literatura que indica que la miel tiene potencial para el tratamiento de la enfermedad periodontal, úlceras en la boca y otros problemas de salud oral.

El gran volumen de literatura de informes de su eficacia indica que la miel tiene potencial para el tratamiento de la enfermedad periodontal, úlceras en la boca, y otros problemas de la salud oral.

Miel en ulceras, quemados, heridas y dermatitis.

Ya desde hace más de 2.700 años la miel ha sido utilizada por los seres humanos para tratar una gran variedad de enfermedades a través de la aplicación tópica, pero no ha sido hasta tiempos modernos en los que se han demostrado sus propiedades antisépticas y antimicrobianas. Los estudios clínicos han demostrado que la aplicación de la miel en heridas infectadas reduce rápidamente la infección y mejora la cicatrización. Un gran número de estudios han confirmado el poder antimicrobiano de amplio espectro (antibacteriano, antiviral, antimicobacteriana), propiedades que puede atribuirse a la acidez, a su efecto osmótico, a su concentración alta en azúcares, a la presencia de factores bacteriostáticos y bactericidas (peróxido de hidrógeno, antioxidantes, lisozima, polifenoles, ácidos fenólicos, etc.), un aumento de la liberación de citoquinas, a la modulación inmune y a las propiedades antiinflamatorias de la miel (23).

Y son muy abundantes las revisiones que analizan los posibles beneficios de la aplicación tópica de la miel tanto en enfermedades dermatológicas, como en úlceras, quemados y heridas. Trataré de ser breve en este tema y solo destacaré los aspectos más importantes de las revisiones. En heridas de diabéticos la miel muestra ser tan segura, rápida y efectiva a la hora de curar heridas como los medicamentos sintéticos más avanzados (24), en otra revisión sobre heridas y niños se nombra a la miel como una sustancia segura y natural que induce la cicatrización a una velocidad mayor que los métodos convencionales por lo que se incita a su uso en este campo (25).

La acción antioxidante, antiinflamatoria, y sus propiedades antibacterianas y antimicrobianas se subrayan en estas otras tres revisiones: “Evidencia para el uso clínico de la miel en curación de heridas como agente antibacteriano, antiinflamatorio, antioxidante y antiviral” (26), “La miel y las infecciones microbianas: una revisión que apoya el uso de la miel para el control microbiano” (27), y “Miel: sus propiedades medicinales y su actividad antibacteriana (28).

En la revisión “Miel, un inmunomodulador en la cicatrización de heridas” (29), podrás adentrarte en los complicados mecanismos bioquímicos mediante los cuales la miel es capaz de cicatrizar y curar heridas. Y si todavía te quedan ganas para profundizar sobre la evidencia en el tratamiento terapéutico de la miel en la curación de heridas puedes leer: “Miel en el cuidado de heridas: una revisión sistemática” (30), “Miel como tratamiento de uso tópico para las heridas” (31) y “La miel y la cicatrización de heridas: una visión general” (32). Al parecer la miel estimula el crecimiento del tejido, la síntesis de colágeno y el desarrollo de nuevo vasos sanguíneos en el lecho de las heridas” (33-38).

En cuanto a úlceras en la piel en una revisión de la literatura (39) encontramos que de más de 470 casos de pacientes tratados con miel, solo hubo cinco casos en los que no se alcanzó una curación de las úlceras. En otra revisión sobre miel y úlceras (40) los autores citan pruebas de la eficacia de la miel, sus posibles mecanismos e hipótesis de acción y los beneficios y riesgos potenciales de su uso.

Respecto al uso de la miel en quemados decir que la miel se ha usado para el tratamiento de las quemaduras y se han hecho diversas revisiones sobre el tema (41-49). Destacaremos una revisión sistemática y meta-análisis (48) de ensayos controlados aleatorizados (ECA) donde compararon la eficacia de la miel cubierta por una gasa estéril con un tratamiento clásico de vendaje con gasa y sulfadiazina, en el tratamiento de las quemaduras. La curación fue más rápida y eficaz en el grupo de la miel.

En otra revisión sistemática de ECA (49) se analizaron diferentes tratamientos clásicos para las quemaduras superficiales menores al 40% de la superficie corporal, y para la mayoría de resultados la miel fue superior a todos los otros tratamientos.

La miel (junto con cera de abeja y aceite de oliva) también se ha utilizado exitosamente contra fisuras anales y hemorroides, reduciendo el prurito (picor), el sangrado y el dolor y sin que apareciera efecto secundario alguno (50). Esta mezcla también es efectiva en problemas dérmicos como la dermatitis del pañal (51). La miel además demuestra su eficacia en la dermatitis inducida por la radiación en pacientes con cáncer de mama, acelerando el sanado de la piel a mayor grado que el tratamiento convencional y produciendo una mayor satisfacción en el paciente (52).

La miel también es efectiva contra la dermatitis seborreica (53). Mejora la psoriasis de igual manera que los tratamientos convencionales (54), y si utilizamos la mezcla anterior (miel, cera de abeja y aceite de oliva) el tratamiento mejora al de potentes glucocorticoides en pacientes con psoriasis y con dermatitis (55). En dos revisiones sobre la miel y sus usos dermatológicos también se analiza su uso en pitiriasis, Tinea corporis e incluso contra la caspa (56,57).

Conclusiones

Respecto a las recomendaciones de la OMS de reducir los azucares simples (entre ellos los de la miel), están basadas en dos estudios (el segundo una revisión sobre el azúcar y la caries, y el primero: “Dietary sugars and body weight: systematic review and meta-análisis of RCT and cohort studies) donde se observa que “reducir la ingesta de azúcar se asocia a una reducción del peso corporal (0,8 Kg), aumentar su ingesta se asocia a un aumento del peso (0,75 Kg) y sustituir un tipo de carbohidrato por otro no repercute en el peso corporal” y en vista de esto limitar los azúcares simples, procedan de donde procedan, centrándose en el nutriente y olvidándose de los alimentos, me parece un error colosal, y que donde la mayoría de las personas leemos que comer más azucares engorda, dejar de comerlos adelgaza, y cambiar las mismas calorías de por ejemplo un zumo de fruta por las de un tubérculo, te mantiene en el mismo peso, ellos leen que hay que cargarse a la mayoría de los alimentos con azucares simples. Simpleza, de expertos, no se me ocurre otra palabra.

Lo que sí es cierto, es que en vista de la literatura estudiada, podemos afirmar que la miel cruda es un remedio barato y eficaz contra la tos (5-8), mejora los síntomas del resfriado (9), al parecer posee efectos nootrópicos que mejoran la memoria (10), no debe ser prohibida al paciente diabético ya que modula positivamente la respuesta glucémica (11,12,50), podría tener efectos anticancerígenos (13-16) y los pacientes con cáncer que la toman, encuentran beneficios al prevenir y mejorar la mucositis asociada al tratamiento oncológico (17-18). La miel no provoca caries y mejora la salud oral (19-22). Los datos que apoyan la eficacia de la miel en el tratamiento de las heridas, úlceras, quemados son abrumadores (23-49), y demuestra una eficacia igual o superior a la de los fármacos convencionales en el tratamiento de enfermedades dermatológicas (50-57). Además ayuda en la prevención de enfermedades cardiovasculares mediante la inhibición de la inflamación, mejorando la función endotelial así como el perfil lipídico en sangre. También aumenta la resistencia de las lipoproteínas de baja densidad (LDL-c) a la oxidación (58), puede prevenir de daños producidos por el estrés oxidativo en enfermos crónicos, además de tener un efecto hepatoprotector, antihipertensivo (59) y controlar los efectos del Helicobacter pylori (60)

.…y ¿qué quiere decir toda esta suerte de datos, y esta multitud de referencias bibliográficas? Que la miel es un alimento ancestral, presente a lo largo de la historia del ser humano, un alimento que proporciona una gran cantidad de energía, y que además de servirnos como fuente energética, tiene una multitud de compuestos que pueden mejorar nuestra salud y podrían prevenir la aparición de algunas enfermedades.

Para terminar, sólo aclarar 2 cosas:

La primera: no seamos necios, no utilicemos estos datos ni para comer la miel por toneladas ni para dar falsas esperanzas a los más débiles, a los que están pasando por enfermedades graves. La miel no va a arreglar todos los problemas de alimentación, ni eliminará las enfermedades de la civilización de un plumazo. Sí, la miel ni es un alimento “milagro” ni es un “superalimento”. La miel no va a acabar con la obesidad, el cáncer, la diabetes ni con la totalidad de enfermedades autoinmunes. Todas estas enfermedades son enfermedades multifactoriales y aunque no nos guste, en lo que respecta a la salud las cosas no son tan fáciles.

La segunda: a los que dicen que la miel es azúcar. Sí, tenéis razón, la miel contiene diversos azucares o hidratos de carbono en gran concentración. Pero pensad que si no se consumen azucares, nuestro organismo (hígado y riñón) se verá forzado a fabricarlos a partir de grasas (glicerol) y aminoácidos, porque aunque le pesen a algunos, tejidos como los eritrocitos, el riñón, la córnea y algunas células cerebrales, funcionan exclusivamente con glucosa. Y el cuerpo es sabio, si llevas una dieta normocalórica cuyo sustrato principal son los hidratos de carbono utilizará éstos para la obtención de energía, si tu sustrato principal son las grasas, serán éstas las utilizadas como fuente energética y si nuestra ingesta energética es superior a nuestro gasto energético, independientemente del porcentaje de hidratos de carbono o grasas que consumamos, ganaremos peso.

Es así de fácil, pero un matiz más. Además de energía, el cuerpo también requiere otros nutrientes, y sabemos que algunos compuestos químicos naturalmente presentes en alimentos, sean o no esenciales, pueden mejorar nuestra salud. Así que no basemos nuestra alimentación en alimentos superfluos que no nos aportan nada más que calorías, alimentos como el azúcar blanco o sacarosa, basemos nuestra alimentación en alimentos que además de energía nos aportan otras cosas, alimentos que pueden ayudarnos a mejorar nuestra salud. Muchos son los alimentos que pueden hacer esto, la mayoría de ellos alimentos sin procesar, y la miel, por qué no, puede estar entre ellos.

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